lunes, 6 de abril de 2009

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¿Qué lugar tienes para mí?

De uno nos han hecho dos. Y como seres heridos buscamos nuestra otra mitad, complementaria, simétrica, para volver a ser Uno.

Uno busca lleno de esperanzas... y la ansiedad son los caminos que se abren a raudales, infinitos…

Uno que construye un escenario. Cuatro paredes, las luces se apagan, compra pochoclo a otro que pasa por ahí, paga con diez, no tiene cambio y le devuelven ocho con cincuenta de menos. Mal de pocos con-suelo de muchos. Pocholo en el suelo. Uno enciende su película. Él es el héroe. Acribilla a los villanos. Se quita la máscara y sonríe a su mamá. Uno espera las caricias genitales, de otra mano que la suya, pero a su vez la suya. Madre hay Una… está sola. Sola con…

Nacemos pegados. A nuestra sombra.
A nuestro reflejo. A nuestra alma inmaculada.

Alma hay Una sola. Que lleva la cicatriz de un herman@ siamés, que a veces aparece, del otro lado del espejo.

Nacemos a cada rato. Cada rato en que no morimos. Crucificados en nosotros mismos. Sacrificados en el espejo que nos devuelve risa por llanto, llanto por risa, simétricamente, en escala de virtudes virtuales, del otro lado: el espejo que nos congela eternamente.

Nacemos cada día, al peligro de ser distintos.
Estar solos.

¿Qué papel tienes para mí?

Un papel que te hará feliz. Porque hace feliz a otro. Al otro que pasaba por ahí, al pochoclero, que ahora tenía un alambrecito con el que hizo un aro, le puso detergente, y sopló… Y miles de mundos reflejaron a otros mundos, de cristal, espejos, que hacen que todos vivamos en el mismo mundo aunque tengamos nuestro mundo cerrado, diferente, sin puertas ni ventanas, pero el mismo: infinitas veces.

Uno que no puede hacerte feliz, porque controla tu pensamiento. Pisando mentiras con puré. El tiempo del capricho es siempre el mismo: un segundo antes de que haya un deseo primero. Un instante antes de que la herida sea para siempre, y lo perdido se haya perdido en nunca más: el lugar del que nacimos.

El árbol abre sus ramas al cielo, y estira sus raíces al infinito para que el viento pasajero no lo arranque de su búsqueda de más y más mundo.

A veces eres transparente. Tanto que ni siquiera tienes sombra. Y se puede bajar por tus agujeros hasta el infierno de otras almas perdidas ahí adentro.

Otras veces opaca. El sol se muere en el reflejo de mis deseos, leídos al pie de la letra, para construir con ellos un disfraz, una pared tras la cual te escondes: de mi diferencia.

Y otras veces… simplemente eres diferente.

¿Qué lugar
quieres para mí?


http://www.youtube.com/watch?v=teXsKWpOQTo