viernes, 4 de septiembre de 2009

Devenir

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"Sumido en su melancolía, Orfeo se mantuvo cantando en los bosques notas desafinadas... hasta que un día las Bacantes llegaron y le pidieron que honrara a Dionysos. Orfeo se negó, ya que había renegado de todos los dioses excepto de Apolo, el Uno y único Sol que desde entonces le había dado luz a su existencia. Por entonces, ya había perdido su música y su arte. Las bacantes, enfurecidas ante el rechazo, lo devoraron... por negarse el a beber y hacer el amor con ellas. El desdichado Orfeo, tras lo cual, quedó reducido a una cabeza y a no poder morir, no poder siquiera llegar como sombra al Hades, donde se hubiese podido re encontrar con su viejo amor.
Flota hasta una playa su cabeza, donde es dejado y abandonado en manos de los sacerdotes de Apolo."
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¿Qué fué lo que viste, desdichado Orfeo?
¿Qué viste cuando volteaste aquella vez y los muros que dividen este mundo del inframundo quedaron sellados para siempre en tú y tu amor?

Hay quienes dicen que lo que viste fue a la Muerte, en el rostro de tu amada. Sorteaste a los demonios y encantaste con tu música a las fieras infernales. Pero no habías visto tu muerte hasta que la viste en el rostro de tu amada.
Hay quienes dicen que la viste a ella
la dulce Euridice
coqueteando con un demonio rebelde.
Y no
pudiste
perdonárselo!!!

Pobre Orfeo desdichado
que desde entonces construyó una pared:
entre la vida y la muerte
entre el hombre y la mujer
entre el Bien y el Mal
entre la salud y la enfermedad
entre los cuerdos y los descolgados
los atados y los depravados
entre el sexo y el amor
lo único y lo múltiple
los perdidos y los encontrados
las alas y las patas
entre el alma y el cuerpo
entre lo tuyo
y lo mío.

Pobre,
pobre Orfeo abandonado.